La ansiedad y el estrés son respuestas naturales del organismo ante situaciones percibidas como amenazantes o desafiantes. Mientras que el estrés es una reacción física y emocional a demandas externas, la ansiedad es una respuesta anticipatoria a amenazas futuras. Ambas pueden ser adaptativas en niveles moderados, pero su persistencia o intensidad excesiva puede afectar negativamente la salud física y mental.
La pandemia de COVID-19 ha incrementado notablemente los niveles de estrés y ansiedad en la población general. Estudios realizados en España durante las etapas iniciales del confinamiento revelaron que más del 40% de los participantes presentaron algún grado de ansiedad, y el 41,3% mostró síntomas de depresión; la proporción de estrés fue inferior al 30%. Además, se observó que individuos más jóvenes y aquellos con enfermedades crónicas reportaron niveles más altos de estos síntomas (1).
Ciertos grupos, como los estudiantes de enfermería y odontología, han mostrado una alta prevalencia de síntomas de ansiedad, depresión y estrés. Factores como la falta de apoyo social, disfunción familiar y dificultades económicas se han asociado con mayores niveles de estos síntomas (2,3).
Para mitigar los efectos negativos del estrés y la ansiedad, se recomiendan las siguientes estrategias:
Hábitos de Vida Saludables: La adopción de una dieta equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y el mantenimiento de una buena calidad del sueño actúan como factores protectores contra trastornos mentales (4).
Técnicas de Relajación: La implementación de técnicas como la meditación, la respiración profunda y el mindfulness puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad.
Apoyo Social: Mantener relaciones sociales sólidas y buscar apoyo en amigos y familiares puede servir como un amortiguador contra el estrés.
Asesoramiento Profesional: En casos de ansiedad o estrés severos, es esencial buscar ayuda de profesionales de la salud mental para recibir intervenciones adecuadas.
Es fundamental reconocer y abordar la ansiedad y el estrés de manera oportuna para preservar el bienestar general y prevenir complicaciones más graves en la salud mental.
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